Aprovechando la última siesta del año de nuestra pequeña manzana (que, pensándolo bien, es posible que también esté siendo la primera), escribo esta entrada para desearos una cosaita, muy propia de este día:
Que despidáis el año por todo lo alto, dejando de lado los malos recuerdos (si los hay), y brindando por todos y cada uno de los buenos.
Nosotros hoy recordábamos nuestra última Nochevieja: los tres juntos, un poco apartados del resto de la familia, porque Emma estaba llorona. Estábamos los tres, solos, pero lejos de ser una situación triste, resultó un precioso momento familiar (que no se ofenda el resto, esta noche estaremos encantados de comer las uvas con todos los demás).
Y si sois como yo, de los que consideráis esta noche una de esas noches mágicas, en las que se pueden pedir deseos, os animo a que los pidáis todos, que no os quedéis cortos, no os dejéis ninguno. Tiempo habrá de que alguno no se cumpla.
Nosotros al próximo año «sólo» le vamos a pedir felicidad, en general, en todas las formas en que quiera presentarse, no le vamos a poner ninguna traba.
Pero lo más importante, vamos a trabajar mucho para que se cumpla este deseo, que con esfuerzo es más fácil que se haga realidad. Así que:
No esperéis que los deseos se cumplan solos, tenéis que poner de vuestra parte.

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