Cómo convivir con el virus y no ser la peor madre del mundo

Será que a estas alturas del verano ya tengo claro que no voy a hacer muchos nuevos amigos…

No hay que conocerme demasiado para saber que no soy la persona más sociable del mundo. Vivo felizmente relacionándome con un pequeño grupo de personas, y no sufro si no tengo una agenda llena de planes y quedadas…

Sin embargo, este verano, hasta yo estoy notando esa falta de vida….

Desconfinados

Estamos en medio de una pandemia que nos pide cuidarnos y cuidar del resto. Y las medidas, para ello, nos llevan a evitar muchas situaciones habituales. Y si hablamos de las de verano, muchas más…

Así que, finalizado el confinamiento, relajadas las reglas, decidimos establecer las bases de nuestra nueva normalidad, para sobrevivir a este nuevo verano, de mucho tiempo y pocas vacaciones.

Cometiendo muchos errores, eso seguro, pero tratando de hacerlo lo mejor posible.

Aún asi, quedan siempre tantas dudas de estar haciéndolo bien…

Familia: Grupo de convivencia

Era la solución más fácil. Por suerte, estamos todos cerca, y nos hemos convertido en un grupo de convivencia bastante estable.

Al margen de ir al trabajo, hacer compras, y algún paseo, la convivencia principal la hacemos en familia.

Dentro de lo mal que está haber vuelto a recurrir a los abuelos como cuidadores de verano, el grupo cerrado, y tratar de mantener las normas básicas, nos da un poco de tranquilidad al respecto.

Además, la suerte de tener grandes espacios en los que poder estar, permite que los niños tengan a su disposición todo lo que puedan necesitar ¡son unos suertudos!

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce…

La peor madre del mundo

No sé si la pandemia habrá retrasado la entrega de estos premios… aún así, me complace anunciar que he sido nominada a ¡la peor madre del mundo!

Sabía que un confinamiento sería complicado, pero estaba segura de que la salida sería aún peor.

Porque dentro de casa todo (o casi todo) es más fácil de controlar. Pero, una vez fuera ¿quién pone puertas al campo?

Cuando tus hijos se han portado como campeones, tener la posibilidad de salir y disfrutar del verano, socializar, jugar, correr, saltar,.. se plantea como un premio necesario.

Es entonces cuando aparece mamá ogro (o mamá intentando ser responsable) poniendo límites , o «cordones sanitarios».

Para estar con otros niños durante el día, este verano sólo les hemos pedido respetar dos normas:

  • Llevar siempre mascarilla
  • Jugar en la calle.

Nada exagerado ¿no? Además, siempre habrá lugar para excepciones controladas.

Pues con esto llega el famoso momento NO ES JUSTO.

Porque si sólo lo hacen unos, los demás los acaban considerando bichos raros.

Si la «vida normal» sigue para todos, pero tu madre se empeña en que la tuya se modifique, la vida no es justa.

Así que tiramos de frases pedantes del tipo:

Si él lo hace mal, y tú le sigues por vergúenza, los dos lo estaréis haciendo mal. Si tú lo haces bien, y él te sigue por respeto, los dos lo estaréis haciendo bien. ¿Qué prefieres?

Mamá petarda

Pero ya lo sé, esas frases sólo suenan bien en mi cabeza.

Es cierto que hay mucha gente concienciada y respetuosa, pero las vacaciones, la necesidad de desconectar un rato de los niños, y de sentir de nuevo la vida, hace perder un poco el control y relajar las medidas con ellos.

Aunque lo siento ¡no es excusa! Los niños tienen que tener claras las normas para poder cumplirlas, y es nuestra obligación enseñárselas.

Mascarillas

¿Qué puedo decir? Nada que no sepas ya. ¡Hay que llevar mascarilla y los niños también!

Aunque moleste, aunque pique, aunque haga calor,… ellos tienen que acostumbrarse igual que el resto. Sobre todo si queremos que en unas semanas recuperemos «la ansiada normalidad escolar».

Intenta buscar unas que les resulten cómodas, que sean de su talla y se les adapten bien. Si ya son chulas y les gustan, mucho mejor.

Aunque en este punto tengo en la cabeza la respuesta de mi padre cuando le pregunté si quería que le hiciera una…

Y ¿quién te dice que cumple con la normativa?

El boticario

Y es que es verdad que ahora tenemos telas, protocolos y patrones, pero… si los chinos llevan tantos años con la moda de llevar mascarilla y siguen usando las estándar ¿de verdad vamos a crear nosotros en unos días modelos seguros y caseros? Habrá que ser precavidos…

Jugar en la calle

¡No entramos en casa de nadie!

Hoy más que nunca nuestra casa es nuestro refugio. El lugar en el que nos sentimos seguros, donde podemos estar cómodos y olvidarnos de mascarillas y distancias. Es nuestro hogar.

Si viene alguien de fuera, habría que abandonar esa comodidad y volver a tomar todas las medidas… Y no nos vamos a engañar, eso cuesta, y no solemos hacerlo. Así que mejor prevenir que curar.

Además, estamos teniendo un verano incomparable. De los de calor y buen tiempo que permiten estar al aire libre. Pero ¿qué les pasa a los niños hoy en día que no saben jugar en la calle?

Siempre quieren entrar en casa a jugar con ese juguete tan guay, o quieren ver juntos en la tele esa serie tan divertida. ¡Con todo el tiempo que tuvieron que estar dentro!

No os voy a engañar, nosotros esta norma veraniega la teníamos clara incluso antes del virus. ¡Qué manía con querer entrar en casa! Niños que entran y salen y tú sin poder hacer nada con tranquilidad… Entran, salen, suben, bajan, portazo, timbre, escaleras,…. ¡de eso nada! Que no es que pretenda echarme una siesta pero vamos…

Así que se aprovechen de la calle, de las bicis, los patines, las pelotas, las combas,… lo que sea, pero en la calle. Y si llueve cada uno a su casa, que tampoco es tan grave

OJO: Hablo del verano en el pueblo, en el día a día, claro, donde los niños salen «solos» con más normalidad (sin moverse de la manzana, que aún no me fío ). La vuelta a la ciudad será otro cantar.

Vacaciones sin vacaciones

Para seguir con la diversión, con esta incertidumbre, los confinamientos selectivos, y tanto cambio de normativa diaria, lo de cruzar el país para disfrutar de nuestras vacaciones en la playa, decidimos descartarlo, y discurrir cómo disfrutar de las vacaciones con planes más caseros.

Hemos hecho excursiones, visitas, rutas, catas… todo en un radio de 10 Kms, y todo en familia.

Hemos tenido piscina, arenero, jardín, colchoneta…todo para nosotros.

Y sin embargo hoy, con las vacaciones agotadas, hasta yo vuelvo al trabajo con la sensación de no haber desconectado. Ese regustito a relax y desconexión que da el cambiar de aires…

Suma y sigue…

Y quedadas… las justas

Me parece tan complicado quedar con amigos y mantener las distancias…

Es difícil estar con tu gente de siempre y no relajarte. Pasar de la prudencia a la confianza. ¿Qué puede ocurrir si estoy con ellos?

Pero hay que quedar. Reencontrarse con los amigos es esencial, y ya no hablemos de los niños.

¡Llevan 5 meses de aislamiento!

Hacerlo de vez en cuando, de forma ordenada y planificada, y «a poquitos», es casi obligatorio. Ellos necesitan verse, aunque a estas alturas ya casi se hayan olvidado,  y así se van acostumbrando a VOLVER…

Así que recordadme que no deje de planear alguna salida más con amigos.

Por no hablar de no olvidarme que tengo 2 hijos que cumplen en Agosto y debería empezar a que pensar en preparar algo 🙈

Socialmente distante

Vamos, que después de todo esto ya imaginarás que soy de las que hay que recordarle, de vez en cuando, que la distancia que nos piden es sólo la física, y no la social….

Para colmo…

Videollamantes de palo

Lo intento, pero no puedo con las video llamadas. Qué pereza cuando suena el móvil y veo que es vídeo… apaga y vamonos. Hasta los niños se escaquean…

Mira que es una solución buena a la separación de los amigos que nos trae el verano… pero nada ¡que no hay forma! Ni ellos ni yo.

En el confinamiento fueron casi obligadas, había que verse… pero ahora, que ya hay más gente a nuestra vista… podemos volver a hacernos los locos.

Con la cara cubierta

Y para terminar…

Lo siento. Prometo que lo estoy intentando, pero no puedo.

Si salgo a la calle, incluso si está nublado, necesito llevar gafas de sol. Y entre la mascarilla y las gafas no hay quien me conozca. Por no decir que no hay quien pueda apreciar mis gestos.

Vamos, que soy la inexpresión andante.

¿Alguien más en la sala? Sigo trabajando en ello….A ver si vuelvo a conseguir que me saluden por la calle.

Resumiendo… Sin manual

Y llegados a este punto, tú pensando que te revelaría algún secreto mágico, y no he aportado ni una sola solución práctica al problema. Eso sí ¡menudo rollo he soltado!

¿Cómo convivir con el virus y seguir viviendo con el mundo?

Caótica mamá

No quisiera sobrevivir al virus pero haber perdido las habilidades sociales a la vuelta… Ni haber convertido a mis hijos en unos antisociales…

Sin lugar a dudas la clave debe estar en el respeto, la prudencia, y el control… pero sin dejar de vivir.

Es lo que vamos a necesitar cuando volvamos a la ansiada rutina.

Que eso sí: Si normalmente soy de las que a estas alturas está deseando que acabe el verano y vuelva la normalidad ¡este año no veo el momento de que llegue septiembre!

Y tú ¿qué tal llevas el verano social?

Espero que mucho mejor que yo, por supuesto, pero ¡cuídate, por favor!

P.D. De la vuelta al cole, ya hablamos el mes que viene… o no 😉

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