Mientras la noche del jueves mi mente se retorcía de dolor, incapaz de borrar la dolorosa imagen del pequeño en la playa, sólo deseaba venir a soltaros, así, de golpe, todos mis pensamientos…
Por suerte, ninguno de mis dos peques me permitió escapar de su lado.
Cuando el sufrimiento ajeno se nos incrusta tan adentro, como ha pasado estos días, es preferible dejar que se asiente en nuestra cabeza, antes de hablar sobre ello.
«Duerme pequeño. Sueña que en tu futuro el mundo ha encontrado su sentido»
Pero hoy yo también quiero expresar mi repulsa a la situación, al loco mundo en que vivimos.
No logro comprender los motivos por los que se permite que la violencia viva entre nosotros.
Para una madre (aunque diría que para cualquiera) los niños son lo más importante de este mundo y su sufrimiento nos duele en el alma:
Es por esto que es ahora, después de hacer al mundo testigo de la muerte del pequeño Aylan, cuando el resto del mundo, y yo misma, se mueve, se pone en pie, se revoluciona.
Sé que muchos os indignáis por el oportunismo. Es triste, pero es cierto: la mayoría sólo levantamos la voz cuando la imagen es así de desgarradora.
Yo no sé quién tiene la solución, ni siquiera sé quién tiene la culpa. Pero creo que es deber de todos encontrar la forma de colaborar para erradicarla.
Nuestra pequeña aportación seguro no salvará a millones de personas. Nosotros colaboramos habitualmente con UNICEF, cuya preocupación principal es la protección de la infancia, con una pequeña aportación mensual.
Quizá sea egoísta, pero soy de las que opina que ellos serán capaces de organizar mejor los recursos para actuar en su ayuda que lo que yo, en estos momentos, pueda aportar personalmente.
Si alguien más siente que no puede ayudar de otra manera, aquí tenéis la información necesaria:
https://www.unicef.es/cooperacion-internacional/donar-ong/hacer-donacion/ayuda-urgente-en-siria
Y ahora pido perdón. Perdón porque mi próxima publicación ya no lo recordará. La guerra siria, los refugiados, la locura de este mundo que nos rodea ya no será parte de este blog. Eso no significa que ignoremos su dolor, en absoluto.
Pido que no me tachen de frívola. El dolor ajeno duele, y mucho. Se magnifica cuando la realidad nos pega en la cara, con imágenes en las que los niños son las víctimas.
Es por esto que esta tarde Domingo lloro «en público».
No es oportunismo, duele de verdad.
Pero nuestra vida también sigue y, en nuestra mano está, vivirla y disfrutarla.
Y, más importante aún. Sí algo más que podemos hacer:
«Eduquemos a nuestros hijos en los valores que les hagan construir un futuro que valga la pena»
Como leí a Una mamá práctica:
Imagen de Una mamá práctica www.masalladelrosaoazul.com
Y que al mirar al mar sólo veamos niños felices…
Ahora, a descansar manzanas.
Mañana más.
Y recuerden, para protestas, reclamaciones o quejas, o para las palabras bonitas que tanto nos gustan, llamen al #555 o déjenos sus comentarios 😉
No es oportunismo, es que desde nuestra posición, poco podemos hacer para cambiar las cosas… Pero en lo que coincido es que, por poco que sea, cualquier ayuda suma!!! Como ciudadanos, tenemos que aportar algo, poco poco q sea…
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