Para mí, una de las cosas más complicadas de gestionar a la hora de reincorporarme al trabajo, después de la baja maternal, son las comidas del bebé.
¿Cada cuánto te come?
Ni idea. Puedo decir, quizá con un poco de vergúenza, que no tengo ni idea de cuántas tomas hace mi bebé al día. No sabría decir cuánto tiempo pasa entre toma y toma, ni cuánto tiempo está en un pecho, o en el otro. Ni siquiera si toma de uno cada vez, o de los dos… Esas terribles preguntas que nos hacemos unas mamás a otras.
De verdad, no lo sé. Cada toma es un mundo. Sólo puedo decir que come y que está bien. Pero no hay ningún ritual detrás de esto.
Recuerdo con ansiedad como, con Emma, el mes previo a volver a trabajar, me agobiaba con ese tema. Empecé a utilizar el sacaleches con la intención de almacenarle alimento para el tiempo en el que yo estaba en la oficina.
Sin embargo, cuando el bebé sigue una lactancia a demanda, y además es intensiva , encontrar el momento ideal para la extracción es complicado. O acaba de comer y no hay mucha que sacar, o está a punto de pedir, y no es cuestión de vaciar el pecho,
Resultaba complicado, pero tenía que hacerlo, Habíamos intentado darle biberones y no había forma de que comiera. Así que pensaba que si le ofrecíamos mi leche sería diferente.
Nada más lejos de la realidad. Emma decidió que no tomaría ni un sólo biberón antes de los 2 años (y ahora no quiere irse a la cama sin tomarse uno). Así que, una vez que empecé a trabajar, Emma optó por pasar las mañanas en ayunas y esperar a que yo volviera.
Por eso, viendo el poco éxito obtenido, con Martín decidí cambiar de estrategia.
Recuerdo que a los tres meses, más o menos, me recomendaron empezar a probar con los biberones: «No querrás que te pasé otra vez como con Emma». Sin embargo, yo había decidido que, mientras estuviera en casa, no me iba a pelear con extractores ni biberones.
Nada de agobios. Preferí disfrutar del tiempo que aún me quedaba. Además, esta vez tenía claro que no iba a almacenar leche que luego igual ni probaba.
Martín también sigue una lactancia a demanda. Una barra libre de leche que, con la vuelta al trabajo, queda cerrada de 9 a 15. Él no lo va a entender por mucho que se lo expliquemos, así que dejemos que decida qué quiere hacer.
Bueno, pues ya llevo tres días trabajando y Martín se ha tomado sus tres respectivos biberones. Por lo que cuenta la abuela, el primer día protestó pero, después de un rato de llanto, el bibe cayó entero.Y así ha seguido el resto de los días, por lo que ya me puedo ir tan tranquila a trabajar.
Siempre es difícil separarte la primera vez, pero los bebés no son tontos y, mientras les ayudemos, saben «sobrevivir» sin su mamá durante unas horas.
Yo aún no le he visto tomarse su biberón. Y, por lo que he leído, es bueno que la madre no esté presente hasta que se acostumbre totalmente. Ya se sabe: tiran más dos tetas…
Como veis, nada es fácil con los bebés, y no hay libros escritos que funcionen para todos los casos. Así que, si estáis en una situación parecida, paciencia y mucha tranquilidad. De una forma u otra, todos salen para adelante.
si al final, ellos mandan y son los maestros!! creo que aprendemos más nosotros de ellos que ellos de nosotros!!
feliz lunes!
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Ya verás qué pronto lo aprendes Patricia. Porque aún no has dado a luz ¿verdad Patricia?
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No aún no, hasta abril!! 🙂
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Bien dicho, me alegro de que Martín no se haya decantado por el ayuno ;D
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Jajaja, la verdad es que tranquiliza. Además, qué libertad saber que puedo desaparecer alguna noche… 😉
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