Tengo que ser sincera. No hace tanto tiempo que pensaba que las niñas pequeñas, con las uñas pintadas, eran unas ¿horteras?
Es muy probable que el motivo fuera, sobre todo, envidia, ya que, las uñas y yo, nunca hemos sido muy amigas.
De hecho, creo que fue hace unos 3 años, para nuestra boda, cuando al fin me hice el propósito de empezar a cuidarlas y dejar de mordérmelas.
Pero, como suele pasar, «donde dije digo, digo Diego». Ahora me emociono pintando las uñas de las pequeñas manos de Emma.
He de confesar algo: no es simple «frivolidad». Sencillamente, la única forma con la que he conseguido cortarle las uñas sin que se monte una guerra.
Desde que nació, además de otras muchas cosas, ésta ha sido una de nuestras peleas semanales. Resultaba imposible acercarse con unas tijeras a sus manos (y ya no hablemos de los pies). Para variar, mientras estaba al pecho, era la única forma de conseguirlo. Así que un día, mientras yo me pintaba y ella enredaba con los esmaltes, le propuse pintar sus uñas si me dejaba cortarlas primero.
¡Aceptó!
Y no pude dejar pasar la oportunidad. Pero lo mejor fue que el resultado me pareció encantador: «unas mini manos regordetas con uñas pintadas de un divertido rojo». No estoy segura de que sea la mejor solución. Supongo que mucho pensarán que el esmalte no está aconsejado para los más pequeños. Pero bueno, ¡tampoco se lo va a comer! Así que, mientras trato de encontrar forma mejores, no renuncio al divertido momento de hacernos la manicura juntas.
Y, por si a alguien le interesa, este es el esmalte que utilizamos, y del que nos hemos hecho fans:

P.D. Al buscar esta última imagen del esmalte, he descubierto que también tienen tienda online, con una promo de envíos gratis, y los esmaltes a 1.90€. Adictas a la manicura ¡no os lo perdáis!
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